Sus pasos desgarrando la niebla y tu vista inmóvil, contemplando al vacío... ¿Algo tendría que andar mal? Una voz familiar parece un murmullo indescifrable, retumbando como eco en esas lagrimas que nunca derramaste, que nunca dejé fluir, que nunca permitimos recorrer nuestros rostros cansados de fingir.
Un espejo estallado... sangrando imágenes que no debieron ser... distorsionan mi verdad, invitandome a perderme en es laberinto engañoso de recuerdos inventados y presentes que nunca han podido ser. Y tu valentia altanera se despreocupa del daño que pudiera causarte el sentimiento de perdida y soledad atravezandote por completo.
La invitación al funeral a escondidas ha sido aceptada. ¿Por error? Tal vez por casualidad...
Mi memoria comienza a fallar otra vez... y el shock parece un suceso inevitable. Me refugio del dolor en la sombra de esa libertad que amo y odio a la vez.
No puedo verte, ni oirte, ni tocarte... pero esa fragancia inunda este aire. Sé que estas ahi... pero otros te lloran y algunos sabremos que no has muerto... que te levantarás y te unirás a nuestra danza de pétalos marchitos y azules venenos. Y leeras tu epitafio, tal cual el protocolo lo dicta:
ERAM QUOD ES, ERIS QUOD SUM. COMMODUM EX INIURIA SUA NEMO HABERE DEBET. FORTUNA NON ADDIT SAPIENTIAM
Y esos dados partidos volverán a rodar y brillar como rubíes en esta noche nuestra. Y el rito estará consumado... y un último mensaje sera sobreentendido... Y entenderás proque hoy no lloro, porque hoy no río... porque hoy no muero despierto semi hundido en las arenas del olvido.
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