Nightmare + Sorcery
Tus ojos cerrados escuchan mi voz, aspera de palabras rasgadas por la arena que vuela en el desierto que nos separa. Un momento detenido en una ilusión desgarrada que se cansa de existir. Sonidos del un abismo, ecos retumbando, en ese gran todo que conforman un algo, un algo que nunca debió de exisitr.La desilusión que se respira en el aire descompone la luz en colores fríos; no sé en que momento el polvo y la arena en suspensión se convirtío en hielo y copos de nieve... El ruidose hizo silencio, y del silencio nació su música. Y un cisne entregado voluntariamente en sacrificio,(si un cisne tiene o no tiene voluntad no me interesa discutirlo acá) una diva hecha ave con más humedad en sus ojos que el agua misma, acumulada por no saber llorar al mantener una relación intrínseca con eso que los seres humanos conocen como tristeza.
Tus ojos cerrados a la fuerza... En realidad no fue para que tu atención se concentre en tu sentido del oído, y te sea más facil disfrutar del canto fúnebre. Sino más bien para preservar tu mente de algo indescriptible, nunca antes visto por ojos de ningun ser humano. Y fue mi error haberte conducido hacia aquel lugar, hacia ese momento fuera de este tiempo. Nunca me imaginé que tanto placer podría causarte adicción a un espectaculo enmascarado con ilusiones profanas, imagenes banales de formas descompuestas, una trozo de realidad transgiversada como pantalla y detras de la escenografía muy bien armada, las secuencias de un terror que no existe ni en los rincones más pervertidos de la mente de nadie. Tu inocencia lo llamo juego, y hasta le puso un nombre simpático.
Apesar de que una parte de tu conciencia en expansión creyó que algo no andaba bien con todo esto, fue mas fuerte tu necesidad, tu sed. Yo no pude seguir siendo indiferente por mucho tiempo más... Pese a que el gozo en tu cara siempre se multiplicaba, extasiada totalmente vinculada de este mundo, por ende de la realidad. Y no puedo negar que me agradaba mucho ser testigo de esa escena, pero vos y yo somos algo diferentes...
Lo que nunca pude entender como fue que dejaran que todo esto siga pasando. Se suponía que no debía interferir demasiado en esa región restringida. Y aun así dejaran que ennegreciera aún más esa oscuridad que iluminaba las imagenes de esa ilusión dentro de tus ojos que permanecen cubiertos, cerrados a la crudeza y a la abominación. Se suponía que esos parametros debieran ser inalterables inmóviles en ese intento de eternidad, que el equilibrio modificado, con su eje un poco desplazado podía reacomodarse sin intervención de las intenciones humanas, o divinas. Algo se ha salido de control, de mis predicciones y de todo aquello que puedo reconocer o desconocer. Decidí probar algo distinto y deje en libertad las ataduras que se encargaron de enceguecerte la primera vez como el resto de las otras veces en que fuimos a ese lago con ese aroma congelado a sangre fresca. Y tus lágrimas caían una tras otras recorriendo tu mejilla, como queriendo entrar en tus labios apretados. Tu boca cerrada sólo por tu voluntad sin ningún hechizo de por medio, en soberbio respeto a ese ritual de supuesto amor y belleza incomparable.
El canto con su última nota se acabó... y el horror tomó tu cara, la desfiguró, y te impidió dejar de ver ese espectaculo apalcando tu adicción, tus deseos y hasta casi destruyendo todas las imagenes y sueños.
Yo pensaba que ese había sido tu primer encuentro cercano con la muerte o alguna de sus criaturas que juraron su servidumbre eterna y leal a su voluntad, a sus caprichos y a sus obligaciones. Pero tu mente se desplomó, y en su lamento me di cuenta que no. Vos no sos la persona indicada, siempre lo supimos y aun así dejamos cada uno por su cuenta que la ilusión se encargara de los nudos y las cuerdas que nos unen y separan, que nos hace iguales y diferentes... Que nos obligan a jugar y en aquella ocasión nos obligó a perder, haciéndonos creer que eramos libres de elegir qué decidir, qué hacer, qué sentir y qué sueños dejar morir.
...Y una triste ilusión se suicida luego de engañarnos, de arrancarnos otra vez el corazón...
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