Implusos desordenados y el intento de saber lo que me ocultan esas huellas de esa carrera que te internó lejos en ese bosque de espejos rotos y malentendidos.
Mi sueño escurridizo, se adentraban en la oscuridad de la noche, las mismas sombras que se engulleron quien creía que era, pero hoy sé, ya no soy así.
Una marca en mi alma, un sello que me ancla a lo que no puedo creer que exista, a mi creación enajenada.
A mi paso las ruinas del tiempo se desploman, ya no existe el ayer, y mis sueños insomnes no pueden imaginar un futuro que sea misericorde.
Yo sólo camino el sendero que nadie ha escrito, me valgo de señales que los cielos me regalan y los engaños que una y mil veces debo sortear me transgiversan.
Soy un ente al que le queda chica la profunda oscuridad y la eterea luz sideral. Y la noche no se apaga, no se prende, no se nada.... Sobrevivo a su nada, porque sé que soy algo, que soy alguien, detrás de las mascaras, las ilusiones algo siempre contrastará con esos flashes de neón.
Vuelvo en mis pasos, repasando mis elecciones más inmediatas, descreído tratando de extriparle a los restos del pasado tantas cosas que perdí. Pero paredes invisibles son límites inflanqueables a mis espaldas que me recuerdan lo finito que es mi paso, pisando el polvo de esta Tierra.
...Mil flashes de neón rozan mis ojos y una verdad atravieza mi alma
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