sábado, 13 de febrero de 2010

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Nadie supo su nombre, ni de donde es que venía.

Una joven lo besó... y su cuerpo le ofreció.
Mas el no accedió... sus marcas eran suficientes
él llevaba el tiempo de siglos bajo su piel
ella la lluvia de luna en su rostro delicado
y un caminar distraído en la punta de sus pies.
Pocas ropas desarmadas en la noche de Babilonia.
Y el aroma a rosas azules ke es perfume y sed.



Su rostró se cambió, su mirada lo devoró todo. Ni el silencio pudo escapar de él, de su hechizo de su intención ni de su temor. Sólo palabras en sombras y cuerpos vacíos, sólo rastros en ruinas de lágrimas que eran ríos...


Un cementerio excluído del descanso eterno
de la bendicion del creyente
del amparo y beso, de la proteccion de los cielos
Y el intento del hombre, hecho cadáver yaciendo
en su sangre, en su odio, sepultado con sus miedos
temiendo que continúen sus tormentos despues de muerto.
Que la ilusión por fin se les acabe y con su fin,
se agote lo que queda de sus cuerpos

y queden solo las marcas... las sucias marcas

del dolor, del fuego y su adicción al sufrimiento.




...Del polvo de estrellas hemos nacido y cenizas de dioses seremos
.:[1nF3k7ed·B3rZ3rK]:.

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